martes, 29 de mayo de 2018

Séptimo en el Museo de Inmigrantes

El jueves 24 de mayo por la tarde, fuimos al Museo de Inmigrantes ubicado en Puerto Madero y aprendimos cosas nuevas.

En cada piso del hotel habían cuatro habitaciones con 250 camas en cada una.

Los barcos en donde viajaban se dividían en distintas clases; primera, segunda y tercera clase. La mayoría viajaba en segunda y tercera clase, y hasta algunos viajaban ilegalmente.

Cuando los inmigrantes llegaban podían alojarse gratis en el hotel durante cinco días les proporcionaban alimento y salud, también cambiaban su dinero por pesos argentinos.

Antes de bajar de los barcos los revisaban médicos y enfermeras experimentados para comprobar que no tuvieran una enfermedad contagiosa o grave y si la tenían los mandaban en cuarentena a la isla Martín Garcia.

Muchas veces los inmigrantes cuando se retiraban del hotel conseguían un empleo.

Los inmigrantes que traían y soñaban con tener tierras propia se dirigieron a las formas rurales de las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba, donde pudieron adquirir pequeñas y medianas propiedades, y se transformaron en chacareros.

La permanencia en el hotel era flexible por motivos de salud u otras causas.

La higiene en el hotel era muy estricta, el objetivo era evitar la propagación de enfermedades.





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